Por esta vez

Revisando mis blogs después de la actualización de ellos, me he sentido mal de haber abandonado alguno de ellos hace mucho rato: éste, en particular. Para él, tengo un escrito largo, que habré de subir en varias partes, y no sé si convenga más empezar por las primeras, que irían quedando abajo, o por las últimas (que nunca acabo de decidir que de veras sean las últimas).

Entre tanto decida ante tal duda existencial, por esta vez, para ver si me queda algún lector, pongo un escrito ajeno, pero mío: 'Ajeno', porque lo escribió mi hermano, hace varios años. 'Mío', porque él fue hermano mío, y muy bien supo serlo, y porque me dio este escrito suyo, y porque lo recuerdo con cariño, y porque sé que aprobaría él que yo lo comunicara a otros: No puede hacerlo por escrito, porque murió un jueves santo, hace ya casi cuatro años...





DIALECTICA
31 de marzo de 1980
2 de junio de 1980

ALGUNAS NOTAS SOBRE LA DIALECTICA,
PARA CONTINUAR UNA PLATICA COMENZADA EL 12 DE SEPTIEMBRE DE 1974 E INTERRUMPIDA VIOLENTAMENTE AQUELLA NOCHE.



F. Javier Palencia.

1. Lo primero, obvio es decirlo, es que lo que aquí ponga corresponde a mi comprensión o mi asimilación o apropiación de lo que es o significa la Dialéctica.

2. Prevengo que muchas de las cosas que pueda yo llegar a decir ahora parecerán a primera vista simplemente juegos de palabras, y que, en realidad -en mi comprensión-, son mucho más que eso.

3. Afirmo así la Dialéctica como LA LEY GENERAL DE TODO.

4. Aquí, “LEY” va cargada de todo ese significado de “Regla”, “Norma”, “Modo” o “Modo de ser”, “Forma estable de relación” o simplemente “Relación estable”, etc. Habla pues LA LEY de una cierta regularidad o normalidad normativa, que produce alguna regularidad en las relaciones o algún modo estable de ser o estar ordenado. (También “Orden “ algo tiene que ver con LEY).

5. LEY GENERAL hace referencia expresa e intencional a la amplitud de esta ley, a su comprensión o ‘comprensividad’. Se afirma así que esta ley o ‘modo de ser’ es “general”, es una regularidad general, no particular o específica; que, para colmo, se plantea como válida para todo. Es ley general y lo es de todo.

6. Y aquí TODO tiene el más amplio significado que yo o mi interlocutor o cualquiera puede concebir. TODO es simplemente TODO. Esto es, la totalidad, tan amplia cuanta ésta sea, o sea concebida o sea expresable, y es la totalidad de todas y cada una de las particularidades, pasando por cualquier generalidad que se da o que se dé entre TODO y todos y cada uno, o simplemente, entre TODO y TODOS.

7. Hasta aquí lo único afirmado es la extensión de la dialéctica a TODO como su ley más general.

8. Pero TODO es categorizable de muy diversas maneras. Cada quien puede usar la que le convenga o le venga en gana. Para ilustrar, yo usaré, por ejemplo, la siguiente: Todo es primero todo lo que es o existe, lo que sea o exista (donde uso ser y existencia como si fueran sinónimos; aunque obviamente no lo son, porque la existencia es la referencia de algo al espacio y al tiempo); pero además de ese todo, hay nuestra ideas o comprensiones de todo, que forman parte de un nuevo todo, todavía más amplio. Además, esas ideas con que “identificamos”, “idealizamos”, “representamos” lo mismo a la totalidad que a todas y cada una de las cosas, las expresamos: y nuestra expresión, con que volvemos sobre las cosas, es parte de TODO.

9. Fuera de todo no hay nada. Y la nada (al menos como idea) forma parte del TODO.

10. Otra forma de categorizar es, por ejemplo, simplemente temporal. Por ejemplo: lo que es hoy, lo que fue antes y lo que será: O Local, lo de aquí y lo fuera de aquí; o cualquier otra forma: lo estable y lo no estable, lo esto y lo otro, etc.

11. Hay que notar que -desde siempre- toda vez que se hacen categorías se complementan unas a otras a partir de negaciones: lo esto y lo no esto. (Por ejemplo: lo actual y lo no actual, dentro de ello lo anterior y lo no anterior, al ser ni anterior ni actual o presente resulta lo futuro), (Por ejemplo: lo existente físicamente [esto es, lo en un lugar y en un tiempo concretos] y lo que -siendo- no es físicamente presente: por ejemplo, mi comprensión de ello, mi idea o la palabra...)

12. Todo esquema de categorías (Aristóteles ya manejaba lo substancial y lo no substancial o accidental; y, dentro de ello, lo cuantitativo y lo no cuantitativo o cualitativo) resulta siempre en pares que se completan o -en términos matemáticos- se complementan.

13. Por otra parte, hay que tomar en cuenta que las categorías, cualesquiera que ellas sean, son preclasificaciones mentales o esquemas para entender u organizar nuestra intelección de la realidad. En nuestro entenderlo, TODO es siempre entendido como con partes, y el todo se entiende en ellas y ellas como partes de él.

14. La inteligencia humana aparece así siempre en la doble operación de dividir (analizar) y reunir (sintetizar); y ambas operaciones son de tal manera simultáneas en ésta su primera realización que no sólo no concebimos la una como dándose sin la otra; sino que -de hecho- no se da la una sino en cuanto ella completa, corrige y complementa a la otra.

15. Siempre, pues, entendemos las cosas por y con sus contrarios. Inexplicable el concepto del día sin el de la noche, o el del amor sin el del egoísmo. Pero -completando, corrigiendo y complementando esto- el asunto no es sólo de los conceptos o las concepciones: no es dable el día si no fuera definible por su contrario (si no le diera fines o límites la noche). Una cosa no es sí misma sino en la contradistinción de lo que no es ella: de ahí nuestra idea de definición o de delimitación, o del famoso ‘deslindarse’ o definirse en cuestiones políticas.

16. Todo esto nos ha introducido ya de hecho en algunas afirmaciones que creo válidas para todo: las veo como manifestando una cierta regularidad, una cierta manera estable de ser o de comportarse las cosas todas sin excepción, y, por lo mismo, lo estoy planteando como una LEY GENERAL DE TODO. Estas van a ser ya leyes de la dialéctica.

17. Al menos desde los tiempos de la filosofía clásica alemana, estas afirmaciones fundamentales acerca del ser y del comportamiento de todo se han venido formulando como las tres leyes de la dialéctica: ley del cambio, de la afirmación-negación de la negación, y de la unidad-lucha de los contrarios.

18. La afirmación de estas tres leyes configura a su vez un todo, y no debe plantearse una de ellas sin la afirmación de las otras dos. No es inteligible ninguna sino en y por las otras, y aun en ese sentido no es preciso decir que una es la primera o la segunda o la tercera.

19. La ley que hace referencia al cambio nos afirma que todo es cambio o todo está cambiando o todo es cambiable. La afirmación primaria es que la forma estable de todo es la no estabilidad, el movimiento. Que no hay cosa, en cualquier categoría que queramos entenderla, que no se dé en movimiento, en mutuación, en cambio.

20. Hay más tras esta afirmación: la de que pueden distinguirse -o categorizarse- al menos dos clases de cambio. Los que no afectan a la substancia de la cosa y los que sí; si se quiere pudiera hablarse de cambios substanciales y de cambios accidentales, o -en terminología más moderna- de cambios cuantitativos y cualitativos.

21. Que los cambios principales no se dan sino por acumulación de los secundarios; que aquellos modifican profundamente lo que la cosa es, mientras que los otros no la afectan en sus elementos principales o constitutivos.

22. Y -todavía más- que el balance del cambio es progresivo, avanzante, evolutivo, positivo.

23. Otra afirmación nos hace descubrir que en todo coexisten -complementándose, luchando, enfrentándose, conjungándose- contrarios. Todo es lucha de contrarios o unidad de los mismos. Todo es simultáneamente igual y distinto de sí mismo, todo es simultáneamente uno y múltiple, todo es idéntico y variado. En toda realidad se encuentran elementos contrarios entre sí, y es por ello mismo que nada es estable, que todo está en continuo dinamismo en equilibrio siempre inestable.

24. Por último -y en causación circular con lo que acabo de afirmar: como causa y al mismo tiempo como efecto de ello- el movimiento del cambio resulta evolutivo por que la continua negación de sus estadios sucesivos no permite volver al mismo estadio idéntico anterior.

25. La afirmación o negación de la negación plantea que nada se da ni se entiende ni se explica sino por la afirmación de lo que lo niega: la vida se entiende y se da por la vida y la no vida, las explicaciones son definiciones o delimitaciones. Nada se da sino en unión exigida de su propia negación; pero esta negación (pues es algo) tampoco es posible sino con su nueva y propia negación.

26. Pues bien, esta nueva negación de la negación no es simplemente la afirmación de la afirmación primera; no regresa o repite simplemente lo que se había planteado como un estadio anterior, sino que es siempre -por el cambio, por los contrarios, por las dualidades, por el movimiento- la afirmación de algo nuevo, que a su vez es negado nuevamente en una nueva negación que es nueva y nuevamente negada.

27. Todo es pues siempre algo diferente, móvil, múltiple, cambiante, novedoso... y siempre -en eso mismo- es ello mismo.

28. Cualquier cosa que seamos capaces de concebir, cualquier cosa que pueda o pudiera darse en este mundo de existencia aunque fuéramos incapaces de concebirla, cualquier posibilidad es ella misma en el cambio, en el no repetirse idénticamnete dentro de las coordenadas del espacio y del tiempo que marcan la existencia. En esa identidad y diferencia está su continua posibilidad de ser siempre esto y lo otro, lo actual y lo potencial, lo que es hoy y lo que en germen anuncia lo que será mañana, o en reliquia y recuerdo exhibe lo que fue. Y en este número 28, todo intencionalmente hago uso de viejísimas fórmulas del padre Aristóteles o de la metafísica. Ya dijeron entonces que omia sunt eodem et diversímode o que el ser es siempre acto y potencia. Las tesis más fundamentales de las explicaciones que más alla de la física se plantearon los filósofos fueron precisamente las que entendían el acto por la potencia y la potencia por el acto o las que explicaban la totalidad por la analogía del ser, del pensar y del expresarse; y era la analogía -precisamente- la simultánea identidad y diversidad del ser en si mismo.

29. Ni deja de ser significativo el parentesco innegable, los viejos rasgos de familia, la herencia lingüística común de dia-y-lex y de aná-y-logos. Hay una analogía profunda o una dialéctica entre los conceptos de dialéctica y de analogía.

30. Problema es que siendo TODO así, sin excepción de nada, sin que siquiera la nada como concepto (como ente de razón, dirían los viejos) se forme en excepción. Porque el hombre se transmite mejor en esquemas, porque el hombre necesita del signo y del símbolo, porque resulta más cómodo catequizar con afirmaciones simplistas y simplificantes, porque quisiéramos muchas veces eludir el encontrarnos siempre, indefectiblemente, irremisiblemente, nadando en un movedoso y novedoso río inestable, porque tendemos a asirnos de cualquier asidero, por todo ello; aunque TODO es así obramos comúnmente como si NADA fuera así, como si lo dicho, dicho estuviera; como si lo definido se volviera inmutable, como si los órganos y las tejidos fueran de suyo disecados como podemos encontrarlos en un museo de historia natural, y los ríos fueran líneas azules secas en los mapas, y las gentes respondieran adecuadamente en lo que son al título con el que las tratamos, y los membretes significaran realidades y siempre hubiera posibilidad de decir que a tal hora concreta se acaba el día y toma su lugar la noche.

31. Tendemos por necesidad del conocimiento y la expresión a la foto fija, a la instántanea; al esquema y al mito, al catálogo y al caso típico; pero la vida nos va obligando irremediablemente a saltar del esquema, a romper el tipo, a enfrentar la verdad de que es mentira cualquiera de nuestras afirmaciones incompletas y sin matiz con las que tratamos de manejar la realidad como si ya estuviera dada, como si los contrarios en ella fueran datos irreconciliables, como si lo establecido estuviera establecido.

32. Yo soy el mismo que era al empezar estas notas o al empezar su lectura; y, sin embargo, es obvio que no soy idénticamente el mismo, que me he modificado a la altura de este número 32. Estas notas, plasmadas en letras y palabras son las mismas en sí y -es obvio- no son lo mismo ni significan lo mismo identicamente para sus diversos lectores potenciales, ni para subsecuentes lecturas del mismo idéntico lector, que -por lo demás- ya no es el mismo. Lo mismo es siempre idéntico a sí mismo precisamente porque lo establecido está cambiando, y TODO está cambiando.

33. Y todo está cambiando precisamente por y para que en todo coexisten los contrarios. Afirmar algo como contrario de otro algo es fácil, natural; es cotidiano. Es la única forma de difinir ese algo. Pero los contrarios se dan como contrarios sólo en los casos típicos o en el mundo de nuestra comprensión lógica de la realidad o de sus realidades: hablar de día y de noche, de egoísmo o de desinterés, de blanco y negro o de blanco y no blanco y de negro y no negro, de parte seca y de parte mojada de una playa es perfectamente fácil, es natural y es cotidiano. Poder definir dónde empieza el día o termina la noche, dónde el blanco o el negro son tonos de gris, dónde el egoísmo se vistió de desinterés o dónde empieza en un momento dado la parte mojada de una playa es imposible. Los contrarios están siempre presentes como una necesidad de intelección como contrarios; pero muy pocas veces -sólo en los casos típicos- se dan así realmente.

34. Entender esto es paso ya muy importante. Pero el entendimiento es un contrario de la vitalidad en su sentido pleno. Es parte de ella; pero no lo entendemos como ella. Entender que TODO ES ASI es muy importante, pero no basta con haberlo entendido. Entenderlo es casi siempre un cambio menor en nosotros, a pesar de su formidable importancia, un cambio que llamarían cuantitativo. Habrá de acumularse ‘entendimiento’ para que un día ‘vivamos’ de verdad esta comprensión.

35. He visto muchas gentes que se dicen dialécticas porque conocen o entendieron si acaso algunos de estos rollos. Hablan de categorías de la dialéctica como efecto y causa o esencia y fenómeno, y no han entendido que lo que ahí se planea es la necesaria dualidad de contrarios complementarios; gente que discute cuál es la primera o, sobre todo, cuáles son la segunda o la tercera de las leyes de la dialéctica; y repiten con tono catequético una u otra respuesta sin haberse asomado a percibir que tal vez la pregunta es inútil. He visto muchos que se dicen dialécticos desde los esquemas más férreamente simétricos o bipartitos. He encontrado muy pocos que lo sean de verdad.

36. Ojalá, este diálogo, iniciado hace ya tanto tiempo, en otro tiempo y otras condiciones, dejado madurar como el buen vino en barricas de años y rutina, tenga hoy el sabor de lo que enerva y cambia y enajena y libera.


Reeditado en Mayo de 1996.


Nota: Artículo extraído del blog "Escritos que hoy quiero compartir", fechado al 30 de Enero del 2007.

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