Infancia


 
 
Félix, José, Vicente, nació en Tacubaya, D.F. el 11 de abril de 1939, martes de pascua. Sus papás fueron Francisco Palencia y Llerena y Concepción Gómez Robleda.
En la familia ocupó el número seis entre doce hermanos; y el tres entre quienes de estos crecieron hasta la edad adulta: José Ignacio, María Magdalena, Félix, Francisco Javier, José Ramón, María de los Ángeles, María de los Dolores y Víctor José.



Su bautizado se realizó en la parroquia de la Candelaria de Tacubaya, por Fr. Claudio Fernández, O.P. el 16 de abril de 1939. Siendo padrinos Juan de la Borbolla y Mora y Concepción Palencia y Llerena. 


 

 
Llevó el nombre de Félix por devoción de su madre al P. Félix de Jesús Rougier, fundador de los misioneros del Espíritu Santo; quien vivía en la misma calle en que el niño nació y que con frecuencia visitaba la casa de las religiosas fundadas por uno de sus misioneros, también sobre esa misma calle. Coincidentemente, sobre esa calle se encontraba la vía de los tranvías de Tizapán, herencia del Ferrocarril del Valle que corría de México a Tacubaya, Mixcoac, San Ángel, Tizapán y hasta Tlalpan y que había sido construido por el bisabuelo de Félix.

 El 21 de junio de 1944, mismo día en que se ordenó en Saint Mary’s Kansas, Usa, su tío Ramón Gómez Robleda, sJ., él hizo su primera comunión en la Capilla de las Congregaciones Marianas anexa al Templo de San Francisco, en México, D.F. Unos meses después fue recibido como congregante mariano en la Congregación de Niños de Ntra. Sra. de Guadalupe y San Estanislao de Kotska.También inició muy pronto su participación en la sección de niños de la Acción Católica “ANAC”, ya que una vecina: “Doña Lucha Magaña, maestra normalista y esposa de Don Joaquín García Conde” se ocupaba de reclutar y dar seguimiento a los niños, los sábados por la mañana.


De niño fue inquieto y travieso; con frecuencia sus papás eran conocidos como los papás de Félix y los demás hermanos como los hermanos de Félix, ya que su nombre era el que más se escuchaba: “mamá mira a Félix ... mamá Félix me hizo, me pegó, me dijo, ¿? ”. Famosas fueron sus “lágrimas embotelladas”, consistentes en un poco de agua que dentro de una botellita guardaba en la bolsa trasera del pantalón y con la que se untaba la cara antes de alguna acusación, porque no se le creía que hubiera sido realmente lastimado o molestado por los hermanos mayores, ya que no podía justificar con lágrimas verdaderas el llanto fingido con que quería enfatizar alguna queja. Más tarde fundó “El Club Molestón”, del que por supuesto se autonombró presidente vitalicio y entre las reglas redactadas por él, la primera decía “el único fin de este club es molestar, y todo miembro que no moleste será expulsado del club”.


 
Su infancia y adolescencia fueron las entonces normales para un niño y adolescente de familia numerosa, que podría catalogarse dentro de la clase media baja, durante los años de la guerra y la postguerra:
 múltiples juegos, conocimientos, algunas enfermedades, visitas familiares, paseos sencillos; ciertas ayudas en la casa, heredar ropa y/o libros y útiles escolares de los mayores, con obligación de cuidarlos para a su vez heredarlos a los menores y todo tipo de actividades compartidas, dando muestras de creatividad en muchas de ellas.

 
Aprendió solo a leer antes de los cinco años; fue al ‘kinder’ Félix de Jesús Rougier y frente a los títulos enmarcados de sus hermanos con estudios universitarios y de su hermana profesora, él hizo después enmarcar el diploma obtenido en este colegio “por haber terminado sus Estudios de primero de Kinder”.

 
Inició sus estudios en el Colegio Lecharm en donde lo inscribieron en 1° B(ajo), considerado como equivalente a la preprimaria y terminó el año con la calificación más alta de 1° A(lto); por lo que, ‘para que no se fuera a volver flojo’, entró inmediatamente a 2° año al Instituto Patria de Jesuitas. Se pensó que no se le exigiría mucho en cuanto al aprendizaje y que cuando se percibiera que se cansara, ya que se consideraba que sería siempre un tanto chico para el año que cursara, se le retiraría unos meses de la escuela y se vería que repitiera el curso al año siguiente.
Sin haberse cansado y manteniendo siempre notas muy altas, terminó la preparatoria, en el mismo Instituto Patria en 1955. Además de los estudios, que generalmente no le exigieron demasiada dedicación, se involucró en su colegio en diversas actividades: la elaboración de la Revista y del Álbum de Recuerdos anuales, el Club de Excursionismo, la Congregación, los Catecismos, las visitas a los Hospitales, la Academia de apreciación de la Música ... 

En alguna ocasión dedicó bastante tiempo a poner al corriente a compañeros que hubieran reprobado algún examen, algunos por haber sido distraídos por él durante las horas de clase; trabajo de vacaciones que le resultó más grato que los previos como recadero o almacenista de la Tlapalería el Faro o la Ferretería San Juan.



Texto tomado de "Chispazos de Félix sI, Jubileo de 50 años como jesuita 1957-2007"
por José Ignacio y María Magdalena Palencia Gómez.

Para ver más fotos: Infancia Fx


 

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