Una guía práctica para el discernimiento


1. Prenotandos:

11. Utilidad: Protege, como filtro, el corazón, la conciencia y la libertad, contra interferencias que los entorpecen. 

12. Presupuesto: Siendo necesario, debe ser fácil y al alcance de todos, y, aunque cada quién habrá de hacerlo como descubra que mejor le funciona, puede ayudarle conocer modos como otra gente lo ha hecho antes.

13. Tiempo: Cuando me resulta necesario u oportuno tomar una decisión, especialmente si preveo irreversibles o importantes con­secuencias de ella para otras personas o para mí, y en proporción a esto.

14. Lugar: No suple a la experiencia, la información, el estudio, la reflexión, el diálogo o la consulta, que me lleven a conocer bien de qué decido, y menos aún a mi decisión, que ha de ser, lo más posible, mía, libre y responsable.

15. Requisito: Un anhelo o ideal creciente y sincero por dedicar mi vida a alguien o algo, que valoro como plenitud.

16. Situación: Siendo muy complejo todo ser humano, mi libertad no es plena, sino limitada, no sólo por la natura­leza, sino, más aún, por condicionamientos humanos internos y externos: antojos, aversiones o rutinas, y persua­siones o estilos comunes; que me invitan o demandan e impulsan o jalan a decidir y actuar en un sentido u otro.

17. Instructivo: Ningún instructivo o guía garantiza éxito, pero cualquiera puede alcanzarlo: ofrecen sólo pistas que habré de adaptar para mí, o de las que prescindiré, o a las que sustituiré con otras propias que experimente mejores.

2. Método:

21. Traiga a la memoria imaginativa y emocional momentos de paz y plenitud vividos, en que han prevalecido la claridad, la paz y la alegría duraderas y profundas; y, con ellos, así revividas, fortalezca mi fe y confianza internas.

22. Si esto me es suficiente para iluminar y propiciar una decisión tranquila, hágala, sin complicar ya más las cosas.

23. Si no me basta, precise como opuestas las alternativas por decidir, en forma que una a otra se excluyan.

24. Pregúnteme: Si fuere ésta la última decisión que habré de hacer en mi vida, ¿qué decidiría?, para librar mi vo­luntad de ataduras o frenos de la libertad creativa: lastres de lo pasado y amenazas o temores ante lo futuro incierto.

25. Si con esto experimento ya capacidad y paz, decida o pre-decida tranquilamente, y pase abajo, al tercer punto.

26. Si no me basta, razone y analice qué tanto cada alternativa se orienta hacia mi propio ideal o en contra de él.

27. Si con esto es suficiente, haga en paz mi decisión o pre-decisión, sin más complicaciones, y pase al tercer punto.

28. Si, tras un razonable empeño, no logro nada, confíe al azar o suerte la selección de alternativa, desde el supuesto de que se trata de algo muy marginal, indiferente, intrascendente o poco significativo y de consecuencias mínimas.

3. Confirmación:

31. Hecha la decisión (o, en su caso, la pre-decisión), saboréela como ya realizada, y sienta si embona en mis idea­les, o si viene a mejorarlos o ajustarlos; y si no, revíselos o revise lo decidido, pues hay algo en mí que no funciona.

32. En el primer caso, pase del pre-decidir al decidir, y/o confirme lo decidido; en el segundo, si es posible, deje descansar el asunto por un tiempo, para enfrentarme a él en mejores condiciones, o busque pronto ayuda confiable.

33. Puede ayudarme exponer a alguien, o en comunidad o grupo, el proceso hecho y su resultado; no para someter­los a un escrutinio racional o una aprobación ajena, sino para sentir si mi decisión es recibida en paz y alegría, o si causa sentimientos contrarios a estos, como miedos, discusiones, confusiones o resentimientos.

34. De ser este segundo el caso, habré de considerar qué tan integrada está la comunidad o grupo, o qué tanto soy miembro de ella; para, si es el caso, plantearme si me es mejor avanzar con otra gente o por otro rumbo en mi vida.

4. Notas:

41. Si no tengo ideal, meta o rumbo claro en la vida, o si no pasan de ser un sueño o una mera apariencia, requiero tratar de elegirlo o adoptarlo antes, como primer principio y último fin a los que todo lo demás ordene o subordine.

42. La manera única de aprender a discernir, es intentándolo, con las gentes, modos o recursos disponi­bles, confiando en que todo ser humano fundamentalmente está bien hecho y de por sí hace bien las cosas.

43. Todo esto se puede formular en reglas o refranes, ya en símbolos y contextos religiosos, ya en profanos. Siendo fácil y muy útil hacerlo, no tiene por qué ser necesario: depende de la historia personal y cultural de cada quién.

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