La lancha de Pedro

Ya entrados en poesía, la que sigue no es una traducción: La firma, como puede verse, "Pedro, el de la Lancha". Mi padre, don Paco, escribió y publicó mucho sobre el mismo tema. Quien esta vez se oculta bajo el pseudónimo de 'Pedro, el de la lancha' (que no es otro que quien hoy quiere compartir estos escritos) tiene la esperanza de haber descrito esa lancha con el mismo cariño, adhesión y dedicación a ella que mi papá siempre vivió.
 

 La lancha del Pedro

 por Pedro, el de la lancha

Cuando dejé mi lancha
a orillas de este lago,
después Jesús me dijo:
Otra lancha te encargo.
Me la cuidas, Pedrito,
sirviendo a tus hermanos.

La lancha que yo quiero
no necesita trapos,
ni honores, ni elegancias,
ni templos, ni palacios;
no más sí necesita
corazones hermanos.

Yo quiero que en mi lancha
no rifen los centavos:
que la sostenga a flote
Diosito con sus manos,
y que la lleve el Viento
donde haiga alguien madreado.

Yo quiero que en mi lancha
naiden viaje parado:
que piensen lo que piensen
se sientan respetados;
que haiga puros iguales
y no previlegiados.

Yo quiero que en mi lancha,
que a mí me la encargaron,
naiden piense que el Pedro
nunca la haiga cagado,
y que naiden se agüite
si él también ha llorado.

Que naiden en mi lancha
se crea superdotado:
jodidos somos todos
y naiden es más santo;
pero Diosito es bueno
y él nos ha arrejuntado.

Yo quiero ver mi lancha
llenita de borrachos,
de putas y de drogos,
de heridos y llagados;
que entonces sí, por ellos,
nos habremos librado.

Yo quiero que en mi lancha
los que tengan el mando
sean siempre los jodidos,
y que todos, remando
confiados en Diosito,
crucemos todo el lago.

Yo quiero que en la lancha
nos siéntamos hermanos,
y, aunque caiga la noche,
que sígamos cantando:
que, si uno andaba triste,
se sienta alivianado.

Yo no quiero una lancha
pa que estemos anclados:
que váyamos mar dentro
donde alguien se ande hogando,
y, aunque nos entre la agua,
que le échemos la mano.

Y que siempre mi lancha
pa los que anden a nado
les sirva y les ayude
pa que sigan nadando;
que en Diosito no creo
que naiden se haiga hogado.

Y no por ir en lancha
lo tenemos comprado,
que a Diosito los hombres
siempre lo hemos hallado
con lancha o sin lancha
nadando y navegando.




Nota: Artículo extraído del blog "Escritos que hoy quiero compartir", fechado al 22 de Marzo del 2005. Y sí, es Félix el que luce acostado en la foto.

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